Fecha: 17 de octubre de 2023
Autor: Programa Hilando Vidas y Esperanza
Región: Bajo Cauca y Nordeste Antioqueño
Municipio: Tarazá
LA CARA DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE MUJERES CACAOTERAS EN ANTIOQUIA
Juliet Ortega tiene 24 años. Nació y creció en la zona rural del municipio de Tarazá, en la subregión del Bajo Cauca antioqueño, que, según el Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, fue de los más afectados por el conflicto armado en Colombia.
Juliet recuerda que, cuando era niña, varias veces veía desde su casa los entrenamientos de grupos paramilitares, que hacían uso de las tierras de veredas aledañas. “Allá la violencia fue muy horrible, en los 2000 los jóvenes no tenían más alternativa que irse a los grupos armados”, cuenta.
La generación de sus padres también vivió las consecuencias de la guerra. A pesar de ser una región con una gran riqueza de suelos, muchas familias campesinas debían sembrar coca o dedicarse a la minería para subsistir. Juliet recuerda, sin embargo, que su padre siempre le creyó en la agricultura y en 2004, con algunos otros líderes de la región, fundó la Asociación de Cacaocultores de Tarazá, ACATA, para organizar los esfuerzos de varias familias de la región que buscaban alternativas para los cultivos de uso ilícito y la minería.
El Programa Hilando Vidas y Esperanza de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, implementado por la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, ha apoyado a ACATA para mejorar la calidad del cacao y la productividad de las plantaciones. Los 64 productores que hacen parte de la asociación han podido participar con sus productos en eventos como mercados regionales y ferias de emprendimiento. El componente de empoderamiento económico de WLH ha capacitado a los campesinos para aprovechar estos espacios con el objetivo de ampliar sus mercados y redes comerciales.
De hecho, ACATA fue una de las tres organizaciones apoyadas por WLH que tuvo la oportunidad de asistir a Chocoshow, la feria del cacao y chocolate más importante del país. Juliet fue una de las dos personas que estuvieron en Corferias representando su organización. Y es que, al ver el contexto de violencia y desigualdad de su región, Juliet empezó a acompañar a su papá a los semilleros de cacao y se enamoró del proceso productivo. “Ahora me gusta aprovechar cualquier oportunidad para aprender, probar el grano, saber la calidad de la fermentación, para que nuestro producto tenga la mejor calidad posible”, dice.
Ahora me gusta aprovechar cualquier oportunidad para aprender, probar el grano, saber la calidad de la fermentación, para que nuestro producto tenga la mejor calidad posible
Chocoshow fue la primera feria en la que Juliet participó. Ella es una de las pocas mujeres y jóvenes que hacen parte de ACATA, que se ha propuesto integrar activamente a la juventud y las mujeres a sus procesos, pues actualmente solo hay siete mujeres en la organización y la mayoría de los asociados son personas mayores.
Juliet y su comunidad, además, han participado en diferentes espacios propuestos por el Programa WLH, que, por medio de su enfoque de desarrollo incluyente, busca mejorar la calidad de vida, la salud mental y el bienestar de las comunidades más afectadas por el conflicto en Colombia. Tener medios de vida dignos es fundamental en la construcción de paz, que las nuevas generaciones sanen las heridas de la guerra y puedan acceder a mejores opciones que les permitan forjar sus proyectos de vida.
Este contenido fue publicado originalmente en www.colombia.iom.int